Distinguidos señores y señoras miembros de la Asamblea Parlamentaria
del Consejo de Europa,
nos dirigimos a ustedes como representantes de hombres afectados por
la amputación del prepucio en la infancia. El día 27 de enero ustedes
decidirán sobre las acciones que se tomarán en el caso de una
resolución que aparentemente se ha propuesto como reacción a la
resolución 1952 "Children's rights to bodily integrity",
aprobada el primero de octubre de 2013.
Esta resolución constató, entre otras cosas, que la llamada
"circuncisión" infantil es una violación del derecho del niño a su
integridad física, llamó los estados miembros de la UE a definir los
estándares mínimos médicos para operaciones en los genitales y exigió
una discusión sobre la introducción de leyes que requieran
generalmente la capacidad de consentimiento del afectado para este
tipo de operaciones.
La resolución 1952 (2013) fue desarrollada durante
15 meses. Ahora, sin embargo, parece que existen muchas presiones con
el fin de que esta resolución sea revocada en un procedimiento de
urgencia.
Hay que constatar que la amputación del prepucio es una operación
médica en la que un órgano funcional se extirpa de manera
irrecuperable. Eso implica necesariamente la pérdida de todas sus
funciones para la vida entera con todas las consecuencias. Aparte de
esto existen los riesgos de la operación que dependen de las
circunstancias así como de la persona encargada de la operación.
Por ello, la discusión sobre la reglamentación jurídica tiene que
basarse sobre todo en la perspectiva de los derechos humanos e
infantiles así como en las evidencias científicas.
La resolución que se les ha propuesto últimamente sostiene: "Claims
that circumcision harms the health and body of young boys do not rest
on scientific evidence." Aquella afirmación sorprendente va en
contra de las declaraciones de todas las asociaciones europeas de
pediatría - véase por ejemplo el siguiente artículo publicado en marzo
de 2013 por 38 pediatras de 16 países:
https://tinyurl.com/european-circumcision-study .
Esta publicación concluye que hay creciente consenso en la profesión
médica, también en los Estados Unidos de América, de que los médicos
deben disuadir a los padres de circuncidar a sus hijos puesto que la
circuncisión infantil no tiene ningún beneficio de salud, causa
dolores postoperatorios, conlleva severas consecuencias a largo plazo,
constituye una violación de la Declaración de los Derechos del Niño de
las Naciones Unidas y está incompatible con el principio del juramento
hipocrático primum non nocere - ´primero no hacer daño.
Nosotros, los afectados, conocemos las consecuencias por experiencia
propia. Ningún niño de la edad en la que pasa la gran mayoría de las
amputaciones de prepucio puede tomar una decisión informada sobre las
consecuencias de la pérdida de 50 % de la piel del pene en promedio y
de hasta 70 % de sus tejidos erógenos para la vida entera, puesto que
éstas no surten efecto hasta que la persona llega a la edad de
actividad sexual.
Estas consecuencias incluyen:
- la destrucción de la fisiología
natural del pene con sus tejidos internos y externos: los tejidos
extremadamente sensitivos del prepucio y frenillo son extirpados
mientras el tejido interno que queda - el glande es privado de
su protección natural, cosa que lo reseca y lleva a su queratinación y
constante desensibilización a mediano y largo plazo.
- la pérdida
de lubricación en la pareja femenina que le puede causar dolores por
falta del mecanismo deslizador.
- la pérdida drástica de la
capacidad de sensibilidad y por ende de la capacidad de sentir placer
sexual: el prepucio contiene la máxima concentración de puntas de
nervios así como unas células táctiles especializadas que se conocen
como las células de Meissner.
- dolores en la masturbación, la que
en muchos casos sólo es posible con la ayuda de lubricantes
incluso existe ya un mercado para cremas que permitan la masturbación
de penes circuncisos sin dolor.
Aparte de ello sufrimos de numerosas consecuencias psicológicas a
largo plazo que incluyen la percepción de pérdida de control sobre el
propio cuerpo, complejos de inferioridad, en algunos casos la
incapacidad de poder llevar una relación o la prevención de relaciones
sexuales, así como vergüenza y depresiones.
Con todas estas consecuencias, la sociedad nos deja completamente
solos. Las estadísdicas que reportan complicaciones solamente se
refieren a incidencias directamente relacionadas con la misma
operación mientras que las consecuencias para la vida no se toman en
cuenta. Debido a la falta de conciencia de estos problemas a nivel
social, incluso muchas personas afectadas no reconocen las causas de
sus molestias y no se les ofrece ningún tipo de ayuda
profesional. Debido al alcance de los posibles riesgos y de las
consecuencias descritas de una amputación del prepucio, la decisión
sobre una operación de ese tipo tiene que corresponder exclusivamente
a la misma persona que tendrá que vivir con el resultado. Para ello se
requiere no sólo mayoría de edad sino también una aclaración completa
sobre los riesgos y las consecuencias.
Sabemos que ustedes como diputados sólo tienen obligación ante su
propia conciencia. Por ello apelamos a su resposabilidad por la
protección de los miembros más débiles de la sociedad – los niños –
que no pueden defenderse ni organizarse. Les rogamos que tengan el
valor de seguir los ejemplos de las asociaciones europeas de
pediatría, de los encargados de los derechos de niños de los países
nórdicos así como de numerosas organizaciones dedicadas a la defensa
de los derechos humanos. Por favor, juzguen y decidan tomando la
perspectiva del niño, puesto que es su cuerpo y él tiene el derecho de
vivir con el cuerpo con el que nació.